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Uno de los cálculos que nos permiten saber si un negocio es rentable o no y si merece la pena ponerlo en marcha o seguir con la actividad es el margen de beneficio. Por eso hemos desarrollado esta calculadora que nos permite calcular el margen de beneficio de un negocio y así conocer su rentabilidad.
¿Cómo funciona esta calculadora de margen de beneficio?
El objetivo de calcular el margen de beneficio es saber cuánto dinero vamos a ganar con la venta de bienes o servicios en base a su precio de venta y al coste de su producción.
Si seguimos los pasos que aparecen a continuación podremos calcular el margen de beneficio de nuestro negocio:
- En la primera casilla introduciremos el precio al que vendemos nuestros productos o servicios
- En la segunda casilla debemos indicar lo que nos cuesta producir cada producto o servicio que vendemos.
Por último, pulsaremos el botón de Calcula y automáticamente nos mostrará el porcentaje de margen de beneficios que podemos obtener con los productos o servicios a los que nos dedicamos.
¿Se puede calcular el margen de beneficio sin calculadora?
Si bien es cierto que la calculadora nos facilita el cálculo, también podemos calcular a mano el margen de beneficio de una empresa mediante la siguiente fórmula:
El resultado del margen de beneficio siempre se expresa en porcentajes.
Ejemplos para comprender el cálculo del margen de beneficio
En función del tipo de negocio, deberemos tener en cuenta diferentes consideraciones a la hora de calcular el margen de beneficio:
Ejemplo de cálculo de beneficios para un bar o negocio de hostelería
Podemos empezar a calcular el margen de beneficio bruto si le restamos los costes de los productos que se venden a los ingresos. No obstante, para conocer cuál es la combinación de ingresos y costes óptima, necesitamos incluir entre los costes algunos de los más habituales dentro del sector de la hostelería como:
- Coste de los productos que se venden
- Alquiler del local y otras instalaciones
- Gastos de personal
- Suministros: luz, agua, gas y teléfono
- Gestoría
- Limpieza
- Seguros
- Software
- Publicidad (en caso de que haya).
Tras calcular el margen de beneficio bruto, debemos restarle estos últimos costes descritos y obtendremos el resultado operativo.
A continuación se restan las amortizaciones y los costes financieros al resultado operativo y así obtenemos el margen de beneficio neto previo a los impuestos pues todas las operaciones anteriores no tienen en cuenta el IVA.
Dentro del sector de la hostelería el margen de beneficio ronda el 10% y el 50% en función del tipo de negocio, siendo los bares ubicados en poblaciones pequeñas quienes se encuentran alrededor del 10% y los establecimiento de las grandes urbes el 50%.
Ejemplo de cálculo de beneficios para una tienda textil
En el caso del sector textil hay una recomendación que debemos tener en cuenta: aumentar el precio de los productos entre un 220% y un 240% respecto al precio de compra. En caso de que trabajamos con prendas de ropa que priorizan la sostenibilidad social, podremos hasta triplicar ese precio de compra. Esto también se aplica a la venta de calzados.
Si queremos calcular el margen de beneficio deberemos restar los gastos del negocio, los cuales son compartidos con el sector de la hostelería.
¿Se puede mejorar el margen de beneficios?
Para poder mejorar el margen de beneficio de nuestro negocio, además de calcularlo, debemos seguir estos consejos:
- Conocer los precios reales del sector: vender por debajo del precio de mercado requiere de un volumen de ventas mayor para poder ser rentables y esta estrategia no siempre es efectiva.
- Los productos pequeños son preferibles a los grandes: los productos pequeños y baratos suelen tener un margen de beneficio mejor que el de los productos grandes y caros porque su venta es más fácil, de tal forma que asumimos menos riesgo y la gestión de la tesorería es más sencilla.
- Vigilar los errores en el cálculo del margen de beneficio: este cálculo se debe hacer sobre el precio de coste y no sobre el precio de venta.
- Tener cuidado con la aplicación de descuentos: muchos de ellos se aplican al margen de beneficio, por lo que deberemos de vigilar la cantidad de descuento para que no sea excesivo si no queremos quedarnos sin margen de beneficio.
- Controlar los costes fijos del negocio: no debemos tener solo en cuenta los costes variables, como la materia prima o los costes de producción, sino todos los costes implicados en el funcionamiento del negocio.
¿Para qué sirve calcular el margen de beneficio?
Conocer el margen de beneficio nos permite fijar los precios de los productos o servicios de nuestro negocio. Pero, además, con el cálculo del margen de beneficio permite averiguar cuáles son los bienes o servicios que nos interesa vender más porque su margen de beneficio es superior.
De la misma manera, con el margen de beneficio podemos saber cuáles son los bienes y productos que deben ser eliminados. Este es el caso de aquellos cuyo margen de beneficio bruto es negativo, es decir, que cuántos más productos de este tipo se vendan, mayores serán las pérdidas sufridas. Así que a menos que la estrategia pueda ser corregida o estos tengan un interés estratégico especial para la empresa, deben ser desechados.
¿Qué diferencia hay entre el margen de beneficio bruto y el margen de beneficio neto?
El margen de beneficio bruto permite calcular la diferencia entre los ingresos totales de un negocio y los costes de producción y venta de los bienes o servicios producidos, lo que se conoce como coste de bienes o de ventas.
En cambio, el margen de beneficio neto calcula los ingresos totales de un negocio tras restarle todos los gastos del total de ventas, los cuales pueden incluir desde comisiones e impuestos, pasando por publicidad y partidas de I+D hasta remuneraciones legales y contables o costes administrativos.
¿Qué error debemos evitar al calcular el margen de beneficio?
Uno de los principales errores cometidos a la hora de calcular el margen de beneficio es aplicarlo sobre el coste de venta en lugar de hacerlo sobre el precio de venta.
Si sumamos el margen de beneficio a los costes directos estamos ignorando otros factores de interés como las condiciones del mercado o el posicionamiento del bien o servicio.
Un claro ejemplo de este tipo de error sería vender un producto o servicio a 130€ porque nos cuesta 100€ producirlo y queremos obtener un margen de beneficio del 30%.
Si tenemos una gran demanda pero nuestro proveedor nos mantiene el mismo precio de siempre y nuestros clientes quieren un descuento de al menos el 25%, finalmente estaremos vendiendo el producto o servicio por 97, 5€, es decir, por un 2,5 menos que su coste de producción. Eso multiplicado por esa gran demanda de producto, lo único que acarreará serán pérdidas.
