Impuesto de Sociedades
El Impuesto de Sociedades es un impuesto que obligatoriamente tienen que pagar las empresas de un país tras obtener los ingresos o beneficios en un determinado periodo fiscal.
Este impuesto es muy importante para el Estado, pues supone uno de los mayores beneficios del mismo, junto al recaudado por el IRPF.
¿Quién está sujeto al impuesto de sociedades?
El impuesto de sociedades, como hemos dicho, recae sobre empresas. En concreto, sobre sociedades, asociaciones, agrupaciones, fundaciones, instituciones, así como a fondos (fondos de inversión o fondos de pensiones).
También afecta a las sociedades que residen o tiene domicilio fiscal en el país, así como a las sociedades limitadas, unipersonales o autónomos.
Características del impuesto de sociedades
Las características del impuesto de sociedades las podemos resumir en 4. Son las siguientes:
- Se trata de un impuesto directo: se grava la renta, siendo una prueba de que la sociedad ha recabado ingresos o que tiene capacidad económica.
- Carácter personal: se tiene en cuenta las circunstancias de cada contribuyente.
- Retribución periódica: el impuesto de sociedades se trata de un hecho imponible que se repite a lo largo del tiempo de forma indefinida. Se trata pues de un pago que se hace continuamente en el tiempo según el periodo impositivo, fraccionándose según el legislador. Lo habitual es que se haga de forma anual.
- El impuesto es proporcional o plano: el impuesto no depende de la base imponible; es decir, que el porcentaje de impuestos que se van a pagar sobre el beneficio va a ser el mismo sea cual sea el total de beneficios.