Impuesto
Lo más seguro es que hayas oído hablar, alguna vez en la vida, de un impuesto. Un impuesto no es más que un tributo o carga que una persona debe pagar a una organización sin que exista un beneficio directo por su pago.
Digamos que el impuesto es una de las pocas obligaciones que tienen los ciudadanos ante las organizaciones públicas. No se debería recibir una contraprestación por el pago de estos tributos, aunque a veces los ciudadanos reciben cierto beneficio indirecto (se financia actividades, programas de ayuda u otros servicios para los que quiera destinarse dichos recursos recaudados).
¿De qué está compuesto un impuesto?
Existen, principalmente, los siguientes elementos:
- Hecho imponible: es el compuesto principal, ya que es el bien o servicio por el que se va a efectuar la obligación tributaria.
- Base imponible: se trata de la cantidad sobre la que se aplicará el impuesto.
- Sujeto pasivo: es la persona u organización que ofrece el bien o servicio y por el que deben pagar.
- Cuota tributaria: será la cantidad a pagar debido a un hecho imponible.
Tipos de impuestos
Podemos diferenciar dos tipos de impuestos: según su base y según la relación tasa-base que tengan.
Los impuestos según su base se dividen, a su vez, en dos:
- Directos: son los que gravan a las personas o empresas. Se incluyen impuestos sobre la renta, impuesto sobre sociedades, impuesto de sucesiones, etc.
- Indirectos: son a los que afectan a las personas, pero a través de bienes y servicios. Es decir, son los que gravan a bienes y servicios. El más conocido es el impuesto sobre valor añadido (IVA).
Los impuestos según la relación tasa-base también se divide en tres tipos:
- Proporcionales: los contribuyentes pagarán lo mismo según su base.
- Progresivos: cuanto mayor es la base, mayor impuesto se paga.
- Regresivos: si la base de un contribuyente es menor, se paga más cantidad.