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Mucho se habla en la actualidad de las ventajas del emprendimiento. Sin embargo, lo cierto es que se incide menos en el hecho de que, para montar un negocio o expandir uno existente, lo primero que hay que hacer es invertir un determinado capital.

En el siguiente artículo, analizamos las distintas opciones de las que disponen empresarios y emprendedores a la hora de obtener y elegir financiación.

Fórmulas de financiación tradicional

Respecto a las formas de financiación clásicas, destacan las siguientes opciones:

El préstamo bancario

No nos extenderemos en esta fórmula, puesto que es en la que primero piensa un emprendedor y sus procedimientos de concesión son sobradamente conocidos.

El factor que decide la viabilidad de un préstamo bancario es la solvencia de la persona que solicita el crédito o el de sus avalistas.

A modo de curiosidad, cabe indicar que, en España, es la vía más utilizada por las empresas que buscan financiación. En torno al 80 % de las pymes españolas se financian mediante préstamos bancarios.

Cuentas de crédito

Se trata de un producto bancario específicamente orientado a las empresas que ya están funcionando y tienen una cuenta de resultados equilibrada y comprobable. Las cuentas de crédito son parecidas a una cuenta corriente convencional, pero la diferencia es que se admiten descubiertos en las mismas de gran cuantía.

Es decir, el titular de la cuenta de crédito puede afrontar los pagos correspondientes a sus inversiones, incluso cuando los números rojos de la misma son de muchos miles de euros. A cambio, la entidad bancaria recibe los intereses correspondientes.

Lo interesante de esta fórmula es que el empresario no está atado a ningún crédito de carácter permanente. Solo paga los intereses correspondientes cuando precisa emplear el crédito. Cuando la cuenta dispone de saldo efectivo, no se paga ningún interés.

Ayudas públicas para la financiación de empresas

Otra vía de lo más tradicional es recurrir a la Administración para que ayude a cuadrar el difícil crucigrama que supone la financiación de un proyecto empresarial.

Todos los organismos europeos, estatales y autonómicos, así como algunos municipales, disponen de mecanismos de ayuda al emprendedor, entre los que se incluye la ayuda financiera.

Aunque las ayudas no suelen materializarse en forma de aportaciones directas de la Administración, lo cierto es que estos organismos pueden allanar considerablemente el camino financiero que ha de recorrer el emprendedor. Los mecanismos de ayuda pública incluyen:

  • Subvenciones económicas que se aportan tras la realización y justificación de la inversión.
  • La concesión de los avales y garantías que el emprendedor precisa para obtener financiación bancaria tradicional.
  • La bonificación de una parte o de la totalidad de los intereses de los préstamos bancarios obtenidos por la empresa o el emprendedor.
  • La puesta en contacto con inversores privados de diversas tipologías.
  • Aportaciones económicas previas a la inversión. Esta fórmula es la menos habitual y las aportaciones no suelen ser de gran cuantía.

Las vías de financiación alternativas más utilizadas

Si las vías de financiación tradicionales son inaccesibles o no cubren las necesidades totales, el emprendedor puede transitar por otras vías:

El crowdfunding

Para intentar financiarse mediante crowdfunding, lo único que hay que hacer es presentar públicamente el proyecto y las necesidades económicas en alguna de las plataformas tecnológicas que promueven esta fórmula financiera alternativa.

El dinero se obtiene de las pequeñas aportaciones de miles de pequeños inversores, que normalmente esperan obtener algo a cambio. A modo de ejemplo, la compensación puede ser una devolución con intereses, participaciones en la firma, la prestación de un servicio o la entrega de un producto comercializado por la empresa.


Aunque puede parecer que se trata de una fórmula que solo es válida para inversiones mínimas, hay emprendedores que han conseguido financiaciones millonarias mediante operaciones de crowdfunding.

Los business angels

La traducción literal de esa expresión es "ángeles de los negocios" y se trata de personas que disponen de mucha capacidad de inversión y que desean obtener beneficios como partícipes o socios de las empresas a las que financian.

¿Y cómo contactar con uno de estos "ángeles"? El método es sencillo, ya que basta con presentar la idea de negocio o el proyecto de desarrollo empresarial en la Asociación Española de Business Angels (AEBAN).

Conseguir que AEBAN dictamine si el proyecto es lo suficientemente interesante como para presentárselo a uno o varios business angels ya no es tan fácil. Sin embargo, son muchas las start-ups que consiguen su financiación por este medio.

Los fondos de capital riesgo

Aunque estos fondos suelen despertar suspicacias entre el gran público, lo cierto es que, más allá de la posibilidad de financiación, aportan una gran ventaja competitiva a los emprendedores y empresas. Y es que los fondos de capital riesgo invierten su dinero a cambio de participaciones empresariales con el fin de obtener el mayor beneficio posible en un plazo de tiempo relativamente corto.

Por eso, son los más interesados en que el negocio crezca rápidamente y multiplique sus cifras de ventas. Su intención es revalorizar al máximo sus participaciones para después revenderlas con gran beneficio. De este modo, cabe destacar que un fondo de inversión no escatimará a la hora de poner el dinero que se precise para alcanzar el objetivo de un crecimiento rápido.

Las incubadoras o aceleradoras de start-ups

Las aceleradoras o incubadoras de start-ups están emparentadas con los semilleros de negocios de carácter público, pero el soporte formativo, logístico y financiero que ofrecen a quienes ya tienen una start-up o plantean una idea de negocio disruptivo va mucho más allá.

La mayoría de ellas están en manos del sector inversor privado, que tiende a apostar por los negocios tecnológicos, disruptivos o escalables. El apoyo a las start-ups en las aceleradoras e incubadoras es una combinación de:

  • Fórmulas de financiación tradicionales y alternativas.
  • Servicios de asesoramiento experto, acompañamiento estratégico, networking y mentoring, tanto si se trata de proyectos disruptivos, empresas en fase fundacional o start-ups que ya operan pero precisan expansionarse.

Una de las especialidades de las aceleradoras de start-ups es la de organizar rondas de financiación, unos eventos en los que se reúne conjuntamente a varios inversores, empresas y emprendedores. Lo más habitual es que esas rondas de financiación finalicen con éxito para alguno de los emprendedores o empresas convocadas.

Por otro lado, no siempre es necesario que los empresarios y emprendedores tengan que justificar su solvencia y la viabilidad de sus proyectos ante una entidad bancaria. En las fórmulas de financiación alternativas, cobran más peso otros factores, como puedan ser la escalabilidad de los proyectos empresariales, su potencial de crecimiento o que la idea de negocio sea innovadora o disruptiva.

En esos casos, si el emprendedor logra cautivar al inversor con su idea, la financiación está garantizada, sin que importe mucho la solvencia de los impulsores del proyecto.

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