Dentro de los tipos de interés que se aplican existe el interés simple, el cual se caracteriza por su constancia con el paso del tiempo. Esto quiere decir que el interés simple no se añade a los períodos sucesivos, a diferencia del interés compuesto.
El interés simple sólo tiene en cuenta la inversión inicial para generar intereses, así que estos se cobran o se pagan a parte sin ser añadidos a dicho capital inicial.
En el caso de una inversión sólo obtendremos intereses en base a la inversión de capital inicial, mientras que en el caso de un préstamo evitamos que tengamos que sumar dinero al capital prestado, de tal forma que nuestra deuda no crece, pues no suma los intereses que se han generado con el paso del tiempo.
Dado que el interés simple no se acumula junto al capital, el dinero generado se recibe o se paga al final de cada periodo determinado, ya sea mensual o anual.
¿Se puede calcular el interés simple?
La fórmula para calcular el interés simple es más sencilla que la que necesitamos para el cálculo del interés compuesto. Sólo hay que realizar la siguiente operación:
- Capital final resultante = capital inicial x [1 + (tasa de interés x periodo de tiempo considerado)]
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