Costes de almacenamiento
Para poder hablar de los costes de almacenamiento primero vamos a definir la palabra coste. De esta manera entenderemos mejor el concepto. Los costes, según la RAE, son gastos realizados para la obtención o adquisición de una cosa o servicio.
Por ello, los costes de almacenamiento son un conjunto de gastos para el almacenamiento de bienes y servicios.
Los costes de almacenamiento reciben también el nombre de mantenimiento o de posesión del stock. Incluyen todos los costes directamente relacionados con la titularidad de los inventarios.
Se trata, pues, de costes derivados de tareas tales como: conservación, calefacción, refrigeración, seguros o amortización. En general, son costes fijos e independientes de la cantidad de materiales almacenados. No obstante, se puede incurrir en costes cuya cuantía dependa de la naturaleza y cantidad de artículos almacenados. Sobre todo cuando requieren de una atención especial.
Tipos de costes de almacenamiento
Naturalmente, según el tipo de stock que se almacene, el coste será distinto. Por ello, existen tres tipos de costes de almacenamiento. En este sentido, se clasifican en los siguientes:
- Los costes de infraestructura: son aquellos que no son de tipo operativo, es decir, son de tipo financiero. Por ejemplo, amortizaciones del edificio y sus instalaciones herramientas WMS, o seguros e impuestos.
- Los costes de gestión: también son de tipo financiero. Incluyen el personal indirecto, material de oficina, electricidad y teléfono.
- Los costes de operación: son los debidos al mayor o menor volumen de la actividad. Es decir, personal, materiales, mantenimiento de los equipos o mantenimiento del stock.
Es importante considerarlos para evitar perder competitividad y rentabilidad. Además, si los tienes en cuenta, podrás conocer el costo real de tu actividad.
En definitiva, todo material almacenado genera determinados costes. Cuanto mayor es la cantidad y el tiempo de permanencia, mayores serán los costes de almacenamiento.