Prestamista
En términos muy simples, un prestamista es una entidad financiera o, menos común, una persona física que te presta una determinada cantidad de dinero. El monto lo tendrás que devolver posteriormente. Normalmente, este préstamo implica también pagar intereses en función del plazo de devolución y el monto, aunque no siempre.
Tipos de prestamistas
Ahora que ya sabes lo que es un prestamista, hay que hablar de los tipos de prestamistas que puedes encontrar:
- Prestamista bancario: es cualquier institución bancaria o mercantil (bancos, cajas de ahorros, cajas rurales, etc.) regulada por el Banco de España.
- Prestamistas de capital privado: son entidades financieras no bancarias, es decir, su capital es privado y no está respaldado por el Banco de España. En caso de que haya un impago, es la propia entidad quien asume el riesgo. Seguro que las conoces como empresas de créditos rápidos.
Hay otro tipo de entidades financieras que lo que hacen es prestar dinero, pero solicitan un aval como, por ejemplo, una propiedad (un coche, una vivienda, etc.). Ya que existe una garantía en caso de impago, no tienen en cuenta el historial crediticio del cliente.
Como escoger el mejor prestamista
Dado el gran abanico de opciones de las que disponemos, hay que evaluar una serie de criterios para encontrar la mejor opción. Por ello, te vamos a decir cuáles son los principales factores que hay que tener en cuenta:
- Tipo de interés: lógicamente, hay que escoger el prestamista con el interés más bajo. No obstante, puede que no cumplas con los requisitos que exigen las entidades.
- Devolución del préstamo: lo mejor es escoger un prestamista que no te cobre por devolver el préstamo con anticipación.
- Condiciones del prestamista: lee con cuidado cada cláusula y condición del contrato.
En conclusión, a la hora de pedir un préstamo hay que tener cuidado al elegir la entidad prestamista. Existen muchos tipos de prestamistas y hay varios criterios que evaluar para elegir al que más te convenga.
Sin embargo, cabe destacar que debes solicitar un préstamo que se encuentre dentro de tu capacidad de pago a fin de evitar un endeudamiento excesivo.