Despido improcedente

El despido improcedente sucede cuando el empresario decide, unilateralmente, terminar con la relación laboral sin existir causas ni seguir los requisitos dispuestos en la ley. Para que un despido sea improcedente, este debe ser nulo ante el orden social. Las consecuencias de un despido de este tipo son abonar una indemnización al trabajador o reingresarlo en la empresa.

Cuándo es improcedente un despido

La legislación protege a los trabajadores ante posibles abusos del empresario, por lo que existen requisitos para que un empresario despida a un trabajador unilateralmente. Esta protección se basa en que el trabajo es el sustento de los trabajadores y sus familias.

Un despido es improcedente si:

• El empresario incumple los requisitos, como la entrega de la carta de despido o saltarse el periodo previo de consultas a un despido colectivo.
• El despido no está sujeto a las causas amparadas por la ley: en este apartado, el Estatuto de los Trabajadores regula el despido objetivo y el despido disciplinario (incumplimientos del trabajador). Si las razones del despido no son ninguna de estas, se considera improcedente.
• Un despido debe declararse, como tal, por un juez: consecuentemente, el trabajador debe dirigirse al orden social en un plazo de 20 días hábiles desde el despido.

Efectos de un despido improcedente

El efecto principal de un despido improcedente es evidente: el empresario debe pagar la indemnización correspondiente o readmitir al trabajador en la empresa. Asimismo, el empresario tiene un plazo de 5 días hábiles para manifestar su decisión. En caso de no hacerlo, se entiende que ha optado por la readmisión del empleado en la empresa.

En conclusión, una empresa no puede despedir a un trabajador porque sí; tiene que haber razones amparadas por la ley detrás del despido. No obstante, siempre pueden surgir diferencias interpretaciones que hay que resolver por vía judicial. Por ello, te recomendamos que cuentes con un profesional que te asesore durante el procedimiento.