Costes fijos
Conocer los costes fijos es fundamental a la hora de poner en marcha un negocio, pues son todos aquellos costos que no van a variar en el corto plazo independientemente de la actividad a la que se dedique la empresa. De ahí que se catalogue estos costes como fijos, porque no cambian pase lo que pase.
La razón de esta invariabilidad está en que ni el volumen de negocio ni los cambios que sufra la producción afectarán a estos costos, los cuáles además no se pueden evitar al formar parte de los costes operacionales necesarios para la existencia de la empresa.
¿Qué otras características tienen los costes fijos?
Su estabilidad no es la única peculiaridad de los costes fijos, los cuales además:
- Se pueden controlar y anticipar
- Está unido a la capacidad de producción de la empresa
- La dirección es la encargada de decidir los costes fijos
- Su fijación no es eterna y pueden cambiar de un periodo a otro.
Por todo ello, los costes fijos se deben determinar en el plan de gestión contable de la empresa ya que son gastos que hay que asumir sí o sí. De ahí que sean un elemento fundamental para calcular el punto de equilibrio de una empresa.
¿Todos son costes fijos son iguales?
Existen varios tipos de costes fijos, que pese a que comparten su invariabilidad, cada uno tiene sus propias características:
- Coste fijo comprometido: es necesario incluir este gasto en la contabilidad empresarial, pues su eliminación o el cambio del mismo afectarían de forma negativa a la producción del negocio, así que no se pueden reducir de forma notable. En este tipo de gasto fijo se engloba desde la infraestructura empresarial hasta el personal laboral.
- Coste fijo discrecional: este tipo de coste fijo sí se pueden reducir o eliminar si se ha planificado correctamente, ya que no afectan a la infraestructura. De hecho, es posible que no se gaste todo el presupuesto destinado a este tipo de costes fijos pese a que estén incluidos en el plan de gestión contable.