Cartera de valores
A todo inversor le llega el momento en el que necesita estructurar de una forma determinada sus productos financieros. Esto se puede conseguir gracias a la cartera de valores. Cuando se habla de invertir, es fundamental determinar cómo y en qué se dedicarán los esfuerzos.
Una cartera de valores es el conjunto de activos financieros de una persona física o jurídica. Generalmente, se estructura de acuerdo a unas normas preestablecidas. Asimismo, este conjunto estará orientado a la obtención de beneficios de forma continuada y consistente.
Consejos que se deben tener en cuenta con una cartera de valores
Para beneficiarse de una cartera de valores, existen unos aspectos básicos que se deben tener en cuenta.
- Definir nuestro perfil de inversor: normalmente, se diferencian tres tipos de inversores. El primero es conservador, el segundo moderado y el tercero agresivo. Será necesario conocer dónde está nuestra aversión al riesgo para definirlo.
- Planificar nuestro objetivo de rentabilidad: por un lado, deberemos tener claro lo que pretendemos conseguir. Por otro, en cuánto tiempo queremos lograrlo.
- Diversificación: se trata de una técnica que consiste en invertir en diferentes activos. El fin es reducir el riesgo. Para ello, habrá que trabajar distintos mercados y productos.
- Realizar la cobertura: en definitiva, esta técnica nos ayudará a limitar el riesgo.
- Comprar valores con fundamentales fuertes: entenderemos por fundamentales aquellas características técnicas que nos ayudan a saber cuál es el valor real de una compañía. Es decir, para compararlos será necesario realizar diferentes tipos de análisis.
- Aprender a deshacer posiciones: por un lado, es imprescindible darnos cuenta de nuestros errores. De esta manera, cortar las pérdidas en el momento oportuno será la mejor opción.
- Adaptar la cartera a nuevas situaciones: debemos actualizarla en la medida que las circunstancias lo requieran.
En conclusión, podemos decir la composición de la cartera de valores dependerá de varios factores tales como el perfil de riesgo del inversor o sus preferencias por determinados sectores. Por último, es importante recordar que, en general, la diversificación de productos y sectores podrá controlar el riesgo asumido.